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Libertad de conciencia (diario Público 28.12.09)
FRANCISCO DELGADO
Presidente de Europa Laica
La construcción del Estado laico, desde el ámbito jurídico y simbólico, es una enorme deuda que tenemos con la democracia y con el Estado de Derecho: ello implica la total separación del Estado de las iglesias y la eliminación de los enormes privilegios que una determinada confesión (la católica) disfruta, herencia de un Estado teocrático y autocrático. Aunque haya discrepancias sociales y políticas, resulta necesario, dada la realidad histórica y actual, legislar en esta materia, con el fin de evitar confrontaciones y de que el “poder judicial” legisle a través de sentencias, papel que no le corresponde.
Padecemos las acciones integristas de minoritarios grupos de fanáticos católicos y de un rancio clero que, utilizando recursos del conjunto de la ciudadanía, hacen política, influyen y amenazan con la complicidad de una parte del poder político y mediático.
Pues, a pesar de ello, el Estado laico lo estamos intentando construir, con muchas dificultades, una importante parte de la sociedad civil –cada vez más secularizada– demostrando que somos capaces de convivir, de forma racional, personas de las más diversas convicciones, pero que necesitamos de un soporte jurídico clarificador.
En estos días estamos viviendo, con mayor o menor intensidad, unas fiestas que se denominan de Navidad o Pascua de tradición judeo-cristiana. Esta época “festiva” y de “convivencia” fue considerada, durante mucho tiempo, en el Estado español, como un símbolo del poder religioso excluyente, siendo obligatorio participar de rituales católicos impuestos. Incluso hoy, todavía, hay quienes, desde el ámbito público y religioso, se empeñan en orientar erróneamente esa respetable pero particular tradición católica hacia el conjunto de la ciudadanía.
Sin embargo, hay que argumentar algo sobradamente conocido: estas fiestas tienen un origen ancestral en general relacionado con los días del solsticio de invierno, que múltiples culturas en todo el planeta, desde cosmovisiones divinas o de otra naturaleza, muy anteriores al cristianismo (griegas, romanas, persas, etc. y después del cristianismo: culturas como la azteca y otras en diversos continentes) celebraban. La realidad histórica es que fue el cristianismo de los primeros siglos el que se sumó a esa celebración, con el fin de ganar adeptos en la antigua Roma, extendiéndose de forma diferente en según qué países y mayoría religiosa, sobre todo después de la Reforma protestante del siglo XVI.
Hoy la diversidad y pluralidad que disfrutamos hace que estas fiestas cada cual las viva libremente, ya sea de forma religiosa (o no) o incluso no participe de ellas, según sus convicciones propias o la realidad social en la que está inmerso. Aunque, a decir verdad, es el dios mercado quien trata de imponer su ley de consumo, por encima de otras formas de celebración, cuestión que satisface al propio clero, por supervivencia.
Y no es sólo la Navidad: un determinado modelo religioso y de convivencia impuesto por la Iglesia durante siglos se ha ido apropiado también de innumerables celebraciones festivas y ferias que en miles de pueblos y ciudades del Estado español ya existían y que después se relacionaron con el santoral o la mitología religiosa católica en cada caso, con la complicidad del poder político en ocasiones muy complaciente con el boato y el poder religioso a costa de ocultar derecho a la libertad de conciencia y de convicciones.
Entre otras causas, por ello las confesiones y sus cómplices políticos utilizan el término “libertad religiosa” como trampa corporativa con el fin de poner trabas al avance de una cultura racional en donde la persona sea la única titular de la libertad de conciencia en base a sus propias convicciones. Las entidades colectivas carecen de conciencia propia y no son, por lo tanto, sujetos de derecho en materia de libertad de conciencia; sí lo es la persona como individuo, pertenezca o no a un colectivo religioso, político o filosófico. En un Estado democrático, ninguna asociación religiosa o de otra naturaleza ideológica debería recibir privilegios, excepciones o estatutos diferentes de las normas del derecho común. También ningún miembro de su colectividad religiosa debería ser privado de derechos cívicos universales, como sucede con frecuencia, mientras el Estado, vergonzantemente, se inhibe.
Por ello la actual Ley de Libertad Religiosa de 1980 y los Acuerdos con la Santa Sede de 1979 –hijos de la ideología del concordato franquista de 1953– no responden a la realidad social, política y constitucional de un estado democrático y, por lo tanto, es necesaria su derogación. De esta situación anacrónica e injusta, impuesta por la fuerza a lo largo de la historia, se derivan innumerables normas y leyes educativas, tributarias, patrimoniales, societarias, jurídicas, sanitarias y asistenciales, así como prácticas políticas que conceden innumerables privilegios a la Iglesia católica, convirtiendo al Estado español, de hecho, en un Estado neo-confesional. Tenemos que erradicar estos atavismos para situarnos en el disfrute de una ciudadanía plenamente racional e ilustrada.
Para hacer justicia y acabar con la Transición en esta materia, urge una ley orgánica de libertad de conciencia y de convicciones en donde se clarifique el concepto de Estado laico, los derechos individuales, los derechos y deberes colectivos y de las administraciones públicas.
Francisco Delgado es presidente de Europa Laica. Diputado en la legislatura de 1977
Carta abierta al obispo de Granada
Estimado monseñor:
Sin entrar en las consideraciones sobre las distintas opiniones sobre la ley de aborto de nuestro país, me llama extremadamente la atención y me sorprende la equiparación que hace, en concreto, con el genocidio hitleriano. Aunque supongo que no es usted un iletrado, le recomiendo pida a los reyes magos (cuyos nombres Melchor, Gaspar y Baltasar hubo que buscar en los evangelios apócrifos) dos libros para el nuevo año: el del catedrático Julián Casanova, “La Iglesia de Franco” y la del periodista John Cornwell: “El papa de Hitler”. Aunque no hay que recurrir a tales eminencias para saber el papel del papa Pio XII de apoyo al Nacionalsocialismo Alemán (en cuyas juventudes, por cierto militó y desfiló el actual Papa Benedicto XVI), y pervive en la memoria de todos los españoles y las españolas la implicación y el apoyo incondicional de la jerarquía católica, con muy minoritarias excepciones, al golpe fascista del general Franco, aliado y apoyado por el mismo Hitler, que causó el genocidio de cientos de miles de españoles y españolas.
Espero de su coherencia en la defensa de los seres humanos, que acuse y denuncie a su Iglesia por esos genocidios, de personas legales y físicas, y pida en su nombre perdón a la humanidad.
22 – XII – 09
Córdoba Laica
José A. Naz
Córdoba Laica en la Cadena Ser
Podéis escuchar la entrevista a tres miembros de Córdoba Laica en la cadena Ser, el miércoles 23 de diciembre.
http://www.blip.tv/file/3008649
Postdarwinismo cordobés
De belen darwin |
Darwin desconocía los descubrimientos de Mendel. Por eso, cuando salieron a la luz en 1900, la Teoría de la Evolución tuvo que adaptarse a la Genética. Más tarde, otros hallazgos, como la disposición lineal de los genes en los cromosomas y la transmisión mendeliana de las mutaciones contribuyeron a configurar, en los años 30 y 40 del siglo pasado, la Teoría Sintética de la Evolución o Neodarwinismo. Han pasado muchos años y el debate continúa. Todavía son muchos los que discuten esta “nueva” visión de la vida. En este sentido, en el Jardín Botánico de Córdoba estamos asistiendo estos días a un salto cualitativo excepcional en esta progresión hacia el conocimiento: La síntesis entre el darwinismo y la fe cristiana, plasmada en un humilde belén.
¿Un punto de vista deformado? Por supuesto. Pido perdón a mis amigos/as del Botánico por el exagerado comienzo y reconozco su entrega a éste y otros proyectos. Pero el belén es real. Algo simpático, intrascendente a primera vista, pero con algunas implicaciones que quiero comentar. Y en estas transparentes aguas me sumerjo, esperando que el lector me haya borrado de la frente la etiqueta de fundamentalista científico y que al final, si no comparte conmigo estas reflexiones, al menos, las respete.
El belén “ecológico” se representa en tres zonas bien diferenciadas: Una vista parcial de Inglaterra, con el Big Ben, la Universidad de Cambridge y Down House, la residencia donde Darwin escribió su gran obra hace 150 años. En otra escena, una isla del archipiélago de las Galápagos, con su riqueza biológica, fuente de inspiración del naturalista. Finalmente, la Tierra del Fuego, en la que realizó numerosos estudios que le sirvieron para argumentar “El Origen de las Especies”. Las figuras del belén se reparten por los tres escenarios, aunque el portal y los reyes magos protagonizan el tercero. Así reza el folleto de la actividad (o tal vez canta un villancico, no lo sé): “Con esta recreación de los hechos pretendemos acercar al público en general a la figura de Darwin y su Teoría de la Evolución, ya que con ésta consiguió transformar nuestra visión de la vida en la Tierra (…)”.
La idea es ingeniosa: Aprovechemos el tirón de los belenes, sobre todo entre los niños y niñas y la tercera edad, para dar a conocer la obra de Darwin. Pero, no deja de ser, según la RAE, una aberración, es decir, “un grave error del entendimiento”, por tres razones. La primera es de carácter democrático, y no por manida, deja de tener fuerza. Una institución pública debe mantenerse al margen de las religiones, porque nuestro Estado es aconfesional. Lo proclama la Constitución. Y aunque los crucifijos y belenes sean una tradición respetable, no forman parte de la cultura común. Por eso deben desaparecer de los edificios públicos. La sociedad y los gobernantes que la rigen han de evolucionar explorando la incomprendida senda del laicismo, entendido como una conquista compartida (esta vez sí) de las sociedades avanzadas. Sin prisas, pero sin vacilaciones.
La segunda razón es de índole intelectual. Poner a Darwin y al Hijo de Dios compartiendo el espacio físico de una sala de exposiciones y el virtual de nuestras neuronas, es chocante, si no es para enfrentarlos como dos formas excluyentes de entender el mundo. Darwin era consciente del poder de sus ideas y por eso tardó tanto en exponerlas. Con ellas derribó la necesidad de un Dios creador, ese supuesto relojero que habría diseñado las maravillosas maquinarias vivientes. Y eso es lo que debería extraerse de la lectura de este ecléctico belén, a partir de un pequeño panel donde se exponen el creacionismo y el evolucionismo al mismo nivel. Pero esta gran contribución de Darwin al pensamiento y a la Ciencia pasa desapercibida, perdida entre la virgen María y San José.
La tercera razón es hija de la segunda, de la misma manera que la escuela lo es de Ciencia y de la Psicopedagogía. Si lo que queremos es que los más pequeños tomen contacto con la biodiversidad de estos ecosistemas y con la figura del naturalista, eliminemos lo que no cuadra con el contexto social y ambiental y centrémonos en la flora y en la fauna, en las formaciones geológicas y en los fósiles. Montemos escenarios al estilo de los Lego. Y pongamos a los salvajes fueguinos malviviendo. Y a Darwin, cabalgando por aquellos parajes, acarreando especímenes. O debatiendo con el capitán Fit Roy, a bordo del Beagle, sobre la esclavitud o la obra del Creador.
¿Acaso son complejos estos conceptos y profundas las ideas evolucionistas? Es posible. Pero este es el reto. Personalmente creo que será más difícil que un niño pequeño elimine a Darwin del Gran Cuento de la Navidad, tras haberlo visto sentado en la puerta de su casa rodeado de pastorcitos. Y que su mente no construya, tras la visita, un totum revolutum mezclando con el niño Jesús, los regalos de Reyes y la figura de un viejo que escribió un libro sobre camellos en las Galápagos.
Casimiro Jesús Barbado López
Profesor de Secundaria
Jornada Laicista Anual de Europa Laica
CONVOCATORIA: VI JORNADA LAICISTA ANUAL DE EUROPA LAICA
Sábado, 6 de febrero de 2010
Lugar: ALBACETE
Centro Cultural de la Asunción y Ateneo Albacetense
Diversidad de convicciones en un Estado Laico
“La libertad de conciencia y de convicciones en un estado de derecho”
ASAMBLEA GENERAL DE EUROPA LAICA
Domingo, 7 de febrero de 2010 en Albacete
Más información en http://www.laicismo.org/PHP/p_documento.php?id=10603
Asamblea de Córdoba Laica
Diario Córdoba 12.12.09
Córdoba Laica celebra asamblea y presenta una antología de textos para comprender el laicismo
13/12/2009
UN COLOQUIO sobre ´Eutanasia, iglesia y libertad´ cerraba ayer el programa de la asamblea de Córdoba Laica, que se reunió en la Facultad de Derecho. Además, el encuentro preveía un análisis de la situación actual y la presentación del libro ´Antología laica, 66 textos comentados para comprender el laicismo´.
El crucifijo resiste (El País 4.12.2009)
Una virulenta reacción conservadora asusta al Gobierno y frena las medidas por la laicidad de la escuela – La doctrina de Estrasburgo agita la Europa católica.
ANABEL DÍEZ / J. A. AUNIÓN 04/12/2009
«No está en los planes del Gobierno retirar los crucifijos de los colegios». Con estas palabras del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, terminó una jornada de gran revuelo entre los partidos políticos, las asociaciones y plataformas de enseñanza, laicas y religiosas, y en la más alta jerarquía de la Iglesia católica. La petición del Congreso al Gobierno, a iniciativa de ERC con aceptación del PSOE, de que traslade una sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre retirada de los símbolos religiosos de los colegios públicos encendió la mecha. El presidente del Gobierno, anoche, echó agua al fuego, consciente de que se había abierto un frente del todo imprevisto. Las decisiones en esta materia quedarán para la futura Ley de Libertad Religiosa.
Para leer más, pincha en este enlace al artículo en el diario El País.
Grupo de Córdoba Laica en Google
Hemos creado en Google un grupo.
Ésta es su dirección: http://groups.google.es/group/cordobalaica?hl=es
La idea es facilitar la comunicación entre los miembros y simpatizantes de Córdoba Laica.
A lo largo de estos días, los miembros y simpatizantes recibirán un correo de invitación. Para aceptar, bastará con pinchar en el hiperenlace correspondiente. A partir de este momento recibirás los correos del grupo y podrás compartir archivos, participar en foros, etc.
31 años de Constitución y Estado laico (*)
“Está costando construir el estado laico, como soporte de un estado de derecho y democrático”. Artículo 16.3 de la Constitución de 1978: “Ninguna confesión tendrá carácter estatal”. Hay quienes deducen, de forma interesada, que la constitución proclama la “a-confesionalidad del estado”, en el intento de restar fuerza a la separación del estado de las confesiones religiosas y mantener ciertos privilegios hacia éstas y en particular hacia la católica. Aun reconociendo la (calculada) ambigüedad genérica del 16 y del 27 (por ejemplo). El hecho de que en este mismo párrafo (16.2), la Constitución proclame “que los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad y mantendrán relaciones con una determinada iglesia y con las demás” no deja de ser un principio de la libertad de asociación y de pertenencia a grupos organizados: empresariales, sindicales, religiosos, sectoriales, etc. o a ninguno, que genéricamente proclama la Constitución y, por lo tanto, en perfecta sintonía con el establecimiento de un “estado laico”. Pero es que, además, el 10.2 y el 14, son una garantía y un mandato añadido para establecer el “estado laico”.
Sin embargo 31 años después de aprobada la Constitución, hay signos y evidencias que nos sitúan en la órbita de lo que se puede considerar un “estado confesional”, con la “coartada” de que pertenecemos a la “santa tradición católica”. La imposición a la fuerza de la “teocracia católica” en España durante 15 siglos, (desde el Concilio de Toledo del año 589, hasta la dictadura nacional-católica que impuso el general Franco, según él: -“Se es católico o no se es nada”) pesa mucho. Por ello todavía la iglesia católica mantiene enormes privilegios económicos, jurídicos, simbólicos, políticos y en materia de enseñanza, con la “complicidad” de una parte (cada vez más reducida) de la sociedad y lo que es aun peor de los “poderes públicos” que hacen grave dejación de mandatos constitucionales, entre ellos al artículo 9.2, del que se deduce que “corresponde a los poderes públicos promover las condiciones y remover los obstáculos para que se dé la total igualdad de trato y neutralidad y se adquiera la condición de verdadera ciudadanía”. Por ello, todavía sigue vigente una “ley de libertad religiosa de 1980” que atenta a la neutralidad del estado en materia de convicciones y de libertad de conciencia y unos “Acuerdos con la Santa Sede”, basados en el Concordato franquista de 1953, a todas luces, al margen de la Constitución.
Así, surgen polémicas, entre otras más importantes, como el de “la presencia de símbolos religiosos en los espacios públicos” y no se termina de dar solución política, porque el poder del “lobby católico” desde afuera y desde dentro de los partidos presiona con fuerza. Además de tratar de imponer una doctrina particular (la católica) al conjunto de la ciudadanía, cuando de aumentar derechos se trata, por ejemplo en materia de Eutanasia, salud sexual y reproductiva, igualdad de sexos, etc.
Esta anómala situación de “neo-confesionalidad del estado” nos ratifica en la interpretación de que la “cultura y el sueño republicano” está más vigente que nunca y estará, muy pronto, en primera línea del “debate político y social”, porque forma parte del ideario de “emancipación laica”.
La sociedad española se ha secularizado, la diversidad de convicciones religiosas, no religiosas y de otras muchas opciones es enorme, las personas (sobre todo entre los más jóvenes) que no se declaran católicos, ni siquiera creyentes o pertenecientes a alguna comunidad religiosa es muy grande. La convivencia de la sociedad española ante este hecho es “digna de elogio”, si descontamos un puñado de fanáticos católicos (y de otras confesiones) y a la propia Conferencia Episcopal. Ahora falta que los poderes públicos, en esta materia, superen la “Transición“, con el objetivo de que (¡por fin!) nos situemos en el ideario de la “Ilustración” y del concepto de “ciudadanía plena”. Por ello dado la enorme influencia, privilegios y poder que la iglesia católica mantiene todavía, es necesaria y urgente una “Ley orgánica de libertad de conciencia y de convicciones”, es decir un “marco preciso jurídico de derechos y deberes individuales y colectivos, de comportamiento y deberes de los poderes públicos”, en suma, una norma que en desarrollo de la Constitución, avale la neutralidad del estado ante la diversidad de convicciones.
(*) Francisco Delgado. Fue diputado en 1977 y en la actualidad preside la Asociación Europa Laica
Asamblea de Córdoba Laica
SABADO DIA 12 DE DICIEMBRE
A LAS 10:30 HORAS, EN EL SALÓON DE GRADOS DE LA FACULTAD DE DERECHO
Orden del día
-Situación actual.
-Presentación ante las instituciones locales.
-Campañas programadas.
-Participación en Jornadas Educativas.
-Sugerencias.
Seguidamente ese hará la presentación del libro: “ANTOLOGIA LAICA, 66 textos comentados para comprender el laicismo” de Henri Peña y Cesar Tejedor.
Por el coautor Cesar Tejedor (profesor de Filosofía).
Ficha del libro: Enlace a laicismo.org
Para finalizar habrá una charla-coloquio sobre:
“EUTANASIA, IGLESIA Y LIBERTAD” a cargo Fernando Soler y Maribel Teigell (médico y enfermera del Hospital Severo Ochoa respectivamente), miembros de la Asociación Derecho a Morir Dignamente.
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